LOS DICCIONARIOS SE REFUNDAN EN LOS TIEMPOS DE WIKIPEDIA
Ante
una audiencia nutrida de filólogos que buscan referencias para el futuro, y
bajo dos vidrieras que ensalzan la Elocuencia y la Poesía,Jean Pruvost, catedrático de la Universidad de
Cergy-Pontoise(Francia), resumió casi con lirismo lo que unos y
otros reiterarían en sus disertaciones en el simposio sobre el futuro de los diccionarios organizado
por la RAE: “Un diccionario no pierde el alma si mantiene la
explicación semántica y añade otras referencias enciclopédicas”.
Imágenes,
sonidos, videos, enlaces y todo el arsenal multimedia posible ayudan a
enriquecer las obras que se consulten en línea sin que por ello se desvirtúe el
rigor lingüístico. Si los diccionarios quieren ser alguien en la Red tendrán
que mudar la piel. “Hay un cambio completo de paradigma. Hay que repensar el
diccionario como herramienta y su papel como proveedor de información. Ha
llegado la hora de preguntarse cuál será la fórmula futura olvidando el formato
papel”, planteó Laurent Catach, director de ediciones digitales del francés Le Robert.

Entre tanta incertidumbre —cómo será el producto y,
sobre todo, cómo se financiará—, Villanueva tiene algo claro: la hegemonía
impresa ha muerto. “El Diccionario será concebido y elaborado sobre una
base digital, del que habrá ediciones en papel. El orden de los factores será
distinto. El libro seguirá existiendo pero este seminario nos ayudará a pensar
en ese Diccionariorefundado sobre la base
digital”.
Hasta
ahora los productos virtuales emulaban, más o menos, el formato impreso. Un
tránsito que ha servido para ir tirando unos años (las versiones digitales
comenzaron alrededor del 2000, aunque antes se experimentó con otros formatos
electrónicos como el CD-Rom) pero los expertos consideran que se ha agotado.
Michael Proffitt, director del Oxford English Dictionary, explicó ayer que en 2010
lanzaron una nueva plataforma que ha enriquecido el contenido digital con
audios —se incluyen pronunciaciones inglesa y americana—, enlaces a contenidos
relacionados, etimologías, información ortográfica e histórica o animaciones
virtuales. En breve se incorporarán infografías.
En
la Red no hay límites. El DRAE recoge 93.000 entradas, pero su
equivalente virtual podría tener otras descartadas por exigencias de espacio y
no por consideraciones lexicográficas. Pruvost alertó sobre el riesgo para las
obras de referencias si no aceptan las reglas del juego virtual. “El usuario
quiere aprovechar las ventajas de la informática y no está de acuerdo con que
no se le ofrezca el confort de las nuevas herramientas. Puede ocurrir que se
alejen de diccionarios de gran valor en beneficio de rápidos motores de
búsqueda”, señaló. “Profesores que antes usaban obras de referencia en papel se
van ahora a la Wikipedia”, agregó Catach.

el Oxford tiene contenidos abiertos y otros de
pago. El DRAE se ofrece gratis en la Red. Es una de las razones que explica el
desplome en las ventas de enciclopedias y diccionarios, no la única. Miguel
Barrero, director general de negocios digitales de Santillana, describió la
complejidad del escenario: “El sector lexicográfico está sufriendo una tormenta
perfecta: crisis económica, migración a lo digital y gratuidad en las
consultas”. No todo es pesimismo para Barrero: “Nunca ha habido tantas
oportunidades de prestar un servicio de lexicografía como ahora, que las consultas
se embeben en numerosos actos digitales”.
a bebe fanta de fresa a caja badajoz uuuu
ResponderEliminarVaya... Yo prefería el diccionario en papel
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